Sí, Marilyn Monroe escribió poesía. Habló de su imagen de rubia tonta, de su nombre en las marquesinas, del presidente Kennedy, de su niñez. Y fue atrozmente honesta. Hollywood estaba más cerca de lo que pensábamos.
No vuelvas a visitarme,
niñita sola y asustada,
no vuelvas nunca más,
no vuelvas cuando todos me miran,
cuando mi amor me abraza,
cuando cientos de manos
aplauden fervorosas
y cientos de ojos
me desean.
No vuelvas nunca más,
niña que nunca te has ido
de mi lado.
Tuve un sueño horrible.
Yo sola en el ascensor
y el ascensor se detenía
y el resto de mi vida
la pasaba sola en el ascensor.
Exactamente igual
a como paso mi vida.
No me fío de mí
ni de vos
ni de Dios.
Todos me han traicionado.
Y yo misma
más que nadie
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